Cuando las evacuaciones del intestino son más frecuentes, más líquidas o de mayor volumen de lo que es normal para cada persona, se dice que existe diarrea.
La diarrea puede adoptar diversas formas:
Cualquiera que sea la causa, la diarrea se produce por un exceso de agua en el intestino, lo cual hace que aumente el peso de las heces y se estimule la evacuación intestinal.
La diarrea, como otros mecanismos de la defensa del organismo, es un recurso para “eliminar” lo que está causando daño. Por lo mismo, debe dejarse que actúe al principio, sin tratar de detenerla, cuidando sólo de restituir los líquidos que se pierden.
La pérdida de líquidos y de “electrolitos” (sodio, potasio, magnesio, cloro) provoca deshidratación, alteración del nivel de acidez/alcalinidad que debe existir en la sangre y en los líquidos del cuerpo, además de otros trastornos.
IMPORTANTE: La deshidratación y la pérdida de electrolitos causados por la diarrea intensa puede conducir a lo que los médicos denominan colapso cardiovascular, una complicación grave que llega a ser mortal, sobre todo en los niños pequeños, en los lactantes o en los ancianos.